Entender y conocer

Anoche prediqué en mi iglesia, la Iglesia Presbiteriana Nacional de La Calera. Fue un bonito culto, un tanto especial porque puede ser el último antes de irme.

Entender y conocer es lo único de lo cual el hombre puede alabarse, es lo que dice el pasaje que expuse y que se encuentra en Jeremías 9:23-24. En este pasaje también me inspiré para nombrar la serie de estudios que durante el año entregué a los jóvenes de mi iglesia. Aquí va el texto…

Entender y conocer a Dios

Lectura introductoria: Romanos 1:18-32

Introducción

La semana pasada hice la última clase a los jóvenes. Desde Marzo hasta ahora estuvimos estudiando teología. El estudio que realizamos se llamó “entender y conocer a Dios”, este nombre está inspirado en el texto que voy a exponer hoy: Jeremías 9:23-24.

Es un texto corto, son sólo dos versículos pero que tienen una gran enseñanza para nosotros hoy.

Quiero que hoy veamos si el estudio de Dios, la reflexión teológica, es una tarea sólo de los pastores o si es algo que debemos realizar todos los creyentes. ¿Quiere Dios que todos sus hijos hagamos teología?

Juan Calvino, el reformador del S. XVI dijo ““Casi toda la suma de nuestra sabiduría, que de veras se deba tener por verdadera y sólida sabiduría, consiste en dos puntos: a saber, en el conocimiento que el hombre debe tener de Dios, y en el conocimiento que debe tener de sí mismo.” Calvino dice aquí que la mejor actividad que el hombre puede hacer en su vida es conocer a Dios y a sí mismo.

Leamos el texto. Jeremías 9:23-24 dice: “Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová.”

Es claro que el texto nos habla de la actividad del pensamiento teológico. Entender y conocer, quizás, las palabras claves del pasaje nos indican aquello.

Contexto

Antes de entrar al texto en sí quiero que veamos el contexto histórico en el cual el profeta pronuncia estas palabras.

El periodo en el cual profetizó Jeremías fue muy cambiante. Comenzó su ministerio profético cuando reinaba en Jerusalén Josías, el rey que había sido profetizado por un varón de Dios durante el reinado de Jeroboam (1 Re. 13.1). 2 Reyes 23:24-25 nos habla de muy buena forma del actuar de este rey, pero a pesar de sus reformas para cambiar la religión Dios no desistió de la ira que tenía contra Judá por los hechos de Manasés quien “hizo lo malo ante los ojos de Jehová” (2 Re. 21:2), rindiendo cultos a ídolos y haciendo pecar a Jerusalén y Judá. Por esto Dios dice “desampararé el resto de mi heredad, y lo entregaré en manos de sus enemigos; y serán para presa y despojo de todos sus adversarios” (2 Re. 21:14), hablando ya del cautiverio que vino en tiempos de Jeremías.

Josías fue el único rey que se salvó de la reprensión de Jeremías. Él habló en duros términos de reyes (cap. 22), profetas (23:9-40) y sacerdotes (2:7). Los cuatro reyes que reinaron después de Josías, a saber, Joacaz, Joacim, Joaquín y Sedequías hicieron lo malo delante de los ojos de Jehová. ¿Qué significaba hacer lo malo? La Biblia nos dice que todos ellos tenían en común el culto a falsos dioses.

Es bajo está condición de idolatría que Jehová dice a Jeremías que escriba para que el pueblo se arrepienta.

En la lectura alternada leímos del origen de la idolatría. Romanos 1:21-23 dice: “Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles.” Calvino dice que el corazón del hombre es una fábrica de ídolos, lo mismo que ya nos había escrito Pablo. La razón y el corazón del hombre le hacen hacerse sus propios dioses.

Si Josías no hizo lo malo delante de los ojos de Dios no fue porque sus pensamientos o su corazón le guiaron al Dios verdadero. 2 Cr. 34:26-37 dice que esto fue así porque Josías oyó las palabras del libro, porque se humilló al oír las palabras de Dios.

El texto de esta exposición está inserto en una sección donde Jeremías habla de la apostasía y de sus consecuencias.

Hoy pensamos en la idolatría y decimos nosotros ya no nos hacemos estatuas de oro ni nada parecido. Para mi eso no quiere decir que no haya idolatría hoy. No estoy hablando de deportistas o cantantes, hablo de los dioses que alaba la gente hoy. Jeremías 9:13-14 dice: “Dijo Jehová: Porque dejaron mi ley, la cual di delante de ellos, y no obedecieron a mi voz, ni caminaron conforme a ella; antes se fueron tras la imaginación de su corazón, y en pos de los baales, según les enseñaron sus padres.” La idolatría comienza por no estudiar la Palabra de Dios y usar la imaginación para hacerse un Dios.

Quizás el mayor ídolo de hoy es uno llamado Jehová. Se llama igual que el Dios verdadero pero no lo es. El catolicismo, el arminianismo, el mormonismo tienen a su Jehová pero él no es el Dios verdadero. El Jehová del catolicismo es un poco mayor a María, pero el de la Biblia es totalmente diferente a ella, Él es perfecto y ella una pecadora como todos los hombres. El Jehová del arminianismo no es soberano, necesita la ayuda del hombre para poder salvarlo, el de la Biblia “todo lo que quiso a hecho” y la salvación es suya (Jon. 2:9). El Jehová del mormonismo es uno más de muchos dioses, el de la Biblia es el que existía antes de que hubiera cualquier cosa. Todos esos Jehová son el producto de la imaginación del corazón del hombre caído.

No se alabe en su sabiduría, valentía o riqueza

Es por ello que en el versículo 23 Dios dice al hombre que no debe gloriarse en sí mismo, en tres cosas que aún hoy el hombre se alaba: su sabiduría, su valentía y su riqueza.

Hoy parece que la inteligencia del hombre lo va a llevar a hacer un mundo mejor; a eso apunta la ciencia. Pero Dios nos dice que el hombre que se guía en su propia sabiduría en realidad es un necio, que para que haya una verdadera sabiduría primero debe haber un temor a Jehová.

Dios se revela en la creación pero la “sabiduría” del hombre no le permite reconocerlo, es lo más básico y el hombre natural no puede darse cuenta. La “sabiduría” del hombre le hace creer que la Palabra de Dios es una locura pero para los creyentes es poder de Dios, eso lo dice Pablo en 1 Co. 1:18.

Creo que la historia de David y Goliat es una clara ilustración de por qué el hombre no puede gloriarse en su valentía. La Palabra dice que cuando los israelitas escucharon el desafío de Goliat tuvieron miedo. Cuando David se enteró de esto fue a Saúl y le dijo que quería ir a pelear con este gigante. Su argumento fue: “Jehová, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de este filisteo. Y dijo Saúl a David: Ve, y Jehová esté contigo” (1 Sa. 17:37). Si David hubiera mirado sus músculos y los comparara con los de Goliat no habría ido a la pelea. Si él hubiera mirado sus armas y las comparara con las de Goliat no hubiera ido a la pelea; pero él no confiaba en su valentía ni en sus fuerzas sino que confiaba en Dios. La fuerza humana es nada sin Dios.

Dios nos enseña por medio de la vida de Job que el hombre tampoco puede gloriarse en sus riquezas. En un momento Job fue el hombre más rico en oriente pero de un día a otro lo perdió todo y después tuvo más de lo que tenía al principio. Pero Job no se definía a sí mismo de acuerdo a sus riquezas, él era un hombre sencillo que, aunque con cuestionamientos, supo vivir en ambas situaciones. Quizás esa sea una de las cosas más difíciles hoy debido a que vivimos en una sociedad que sí nos define y nos dice lo que somos tomando en cuenta el dinero que tenemos.

Los reyes idólatras fueron sabios en su sabiduría y por ello pensaron que los dioses serían mejores que el Dios de sus padres; no fue así. Cuando fueron llevados cautivos su valentía no les sirvió de nada y ahí mismo les fueron robadas todas sus riquezas. En resumen: dejaron de ser lo que eran, perdieron lo que los definía.

Alábese en esto

No hubiese sido así si ellos se alabaran en lo que Dios les decía. Pablo dijo dos veces “El que se gloría, gloríese en el Señor” (1 Co. 1:31 y 2 Co. 10:17). El apóstol de los gentiles entiende el mensaje del profeta: el hombre es nada sin la gracia de Dios. Su sabiduría, fuerza o riquezas no sirven de nada sin Dios y por ellos sólo el que conoce a Dios tiene algo de lo cual gloriarse.

Pero el profeta es más específico. Él no dice que el hombre se alabe en sentir a Dios, no dice que se alabe en saber que hay un Dios, el profeta dice que el hombre de alabe en entenderlo y conocerlo. Ambas palabras están en la esfera de lo intelectual. Creer, entender, conocer, tener fe, todo se relaciona con nuestras mentes. Dios se revela a nuestras mentes, a nuestro entendimiento.

Pero quien entiende y conoce a Dios no se puede glorificar ni siquiera en ese conocimiento suyo porque quien entiende a Dios sabe que ese conocimiento a sido un regalo de Dios.

Siguiendo en el v.24 Jeremías nos indica que cosas debemos conocer de Dios: Que hace misericordia, juicio y castigo.

Este es el resumen de lo que Dios ha revelado de si mismo y lo que creía el pueblo de Dios.

Aquí nos encontramos con tres palabras muy importantes, que nos hablan acerca del ser de Dios. La primera es que Dios ejerce misericordia. En el Antiguo Testamento hay tres palabras que nosotros traducimos como misericordia, cada una con su significado y énfasis distinto.

La palabra que ocupa el profeta es Hesed. El diccionario dice que es el “amor que se extiende especialmente hacia el pobre, necesitado, miserable.” En el Antiguo Testamento se usa especialmente para hablar del amor que Dios tiene por su pueblo Israel.

Esta palabra tiene un aspecto pactual, se usa para demostrar la fidelidad de Dios por su pueblo desobediente. Es la palabra que los autores de la septuaginta (la traducción del Antiguo Testamento al griego) tradujeron como charis, “gracia.” Esta misericordia de la que habla el profeta es la gracia predicada por Pablo, la que predica Jesús, la que hoy predican las iglesias reformadas.

Esta misericordia ha sido mostrada por Dios en la elección de su pueblo, en la redención de los creyentes, en el llamado que ha hecho a cada uno de los creyentes, en la regeneración, en la justificación, en la salvación. Todo lo que tenemos es porque Dios ha aplicado esta misericordia en nosotros.

Hay muchos pasajes de la Biblia que hablan de este atributo de Dios. En los diez mandamientos Dios se define a sí mismo como un Dios que hace misericordia a millares (Éx. 20:6). Después de haber quebrado las tablas de la ley Moisés se encuentra nuevamente con Dios y le dice “Y pasando Jehová por delante de él, proclamó: ¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad” (Éx. 34:6).

Dios también hace juicio, condena el pecado, no lo pasa por alto. En el juicio todo aquel que no creyó en Cristo será enviado al infierno, esta es la consecuencia del pecado. Estará completamente alejado de Dios, no gozará de su presencia ni tendrá tiempo para arrepentirse, estará sufriendo el castigo eterno que Dios determinó para quienes lo aborrecieran.

En el primer mandamiento encontramos que Dios dice: “yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen” (Éx. 20:5). Es por este juicio que Jesús murió, Dios sabía que todas las personas merecerían esta muerte eterna pero Él quiso enviar a su Hijo para que pagara el precio requerido, para que Él muriera. Jesús es nuestro abogado. 1 Juan 2:1 dice: “Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.” Dios ha provisto un defensor para su pueblo, un defensor que asume tal compromiso que paga nuestra condena.

Pero Jesús no sólo paga por el pecado del pueblo de Dios sino que también nos entrega su justicia. El profeta dice que Dios hace justicia en la tierra, Dios nos declara justos en las obras de su Hijo. Cuando me mira, cuando lo mira a usted, cuando mira a cualquiera de sus hijos, a cualquiera que cree lo que dice su Palabra, él mira a un hombre justo. No mira nuestro pecado sino que ve la justicia de su Hijo, que nos fue regalada por gracia.

El hombre de Dios debe saber esto: Que Dios se deleita mostrando misericordia, gracia a favor de su pueblo necesitado de ella, en entregar a su Hijo como paga por el pecado de su pueblo y regalando la justicia que el hombre necesita para tener vida eterna.

Quien no entiende a Dios así está haciéndose un ídolo, está confiando en la imaginación de su corazón y alabando a un Dios llamado Jehová, pero que no es el Dios que salva, el Dios de su Palabra.

Si hay algo en lo cual se puede gozar el hombre es en saber que su Dios es el Dios verdadero. Josías conoció al Dios verdadero y Dios le dice en 2 Reyes 22:18-19 “Por cuanto oíste las palabras del libro, y tu corazón se enterneció, y te humillaste delante de Jehová, cuando oíste lo que yo he pronunciado contra este lugar y contra sus moradores, que vendrán a ser asolados y malditos, y rasgaste tus vestidos, y lloraste en mi presencia, también yo te he oído.” Por cuanto oíste tu corazón se enterneció, cuando oíste rasgaste tu vestido y lloraste.

Toda la buena obra de Josías, tal como la nuestra, no es un requisito para obtener el favor de Dios sino que son el resultado de entender y conocer a Dios. Cualquier cosa que usted haga sólo será agradable a Dios si viene del correcto entendimiento del Señor. Entendimiento que sólo podemos obtener al someternos a las palabras divinas que encontramos en la Escritura.

Conclusión

Para concluir esta exposición quiero recalcar algunos puntos que ya fueron mencionados aquí.

Primero, los reyes que mandaban en Judá mientras Jeremías profetizaba eran los reyes del pueblo de Dios. El pueblo elegido por Dios, hoy, es la iglesia pero de la misma manera hay idolatría; el primer mandamiento habla muy firme en contra de ella, no estudiar la Palabra nos lleva a cometer idolatría. No hacer teología nos lleva a cometer idolatría, no hacer teología nos lleva a seguir a nuestro corazón engañoso y a alabarnos en nuestra sabiduría, valentía o riquezas.

Segundo, hace un tiempo el pastor Elías predicó un sermón que hablaba de la mano invisible de Dios, la mano que está en control de todo. Saber que Dios es todopoderoso y soberano permite que los creyentes puedan glorificar a Dios y gozar de él, nuestro fin de ser aquí en la tierra. Usted puede ser un hombre o una mujer que vive en gozo, que vive en la confianza si conoce a su Dios.

Sin dudas mientras usted conozca y entienda más a Dios, su vida será más agradable ante los ojos de Dios y más agradable para usted mismo. Dios le habla a su pueblo hoy y lo hace sólo por medio de la Biblia. Ámela y léala y demuéstrele a Dios su amor de esa manera.

4 comentarios

  1. Gracias. la ternura de Dios me satisface y me provoca entenderlo y conocerle., Gracias por que su usted me bendijo con esta meditación siga prosiga en este romance que le enriquece, y le hace verle como el hombre humilde, temeroso que atesora la palabra y actúa en base a ella-

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  2. Esta es la vida eterna:Que te conozcan a ti, el único Dios verdader, y a Jesucristo, a quien has enviado. Juan 17.3.
    Descubrir;as tú los secretos de Dios? Llegarás tú a la perfección del Todopoderoso?Es más alta que los cielos; qué harás?Es más profunda que el Seol; cómo la conocerás?Job 11.7-12.
    Solo Jesucristo nos reveló al Padre porque él estaba en el seno de él.Juan 1.18.

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  3. Gracias por el analisis del pasaje de Jeremías nueve, me confirmó las enseñanzas de la Biblia. Dios es el que se encuentra con el hombre y le conocemos solamente hasta donde él se nos ha revelado. Escudrinemos siempre su Palabra y nos daremos cuenta que su profundidad es infinita como su esencia y naturaleza.

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  4. Fue de gran bendicion a mi vida, espero que te sigas dejando usar por Dios como instrumento vivo, santo y agradable a El.

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