Revelación: El testimonio de los autores de las Escrituras entre sí

Esta es la séptima entrega de la sección que habla sobre la revelación de la Teología Sistemática de J. Oliver Buswell. Jr.

En este texto encontraremos casos de escritores de la Escritura hablando acerca de otros pasajes y de como ellos consideraban sus palabras como la Palabra inspirada por Dios.

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EL TESTIMONIO DE LOS AUTORES DE LAS ESCRITURAS ENTRE SÍ

A. Varios casos del Antiguo Testamento

La Biblia es una entidad muy estrechamente integrada, en que cada parte sostiene y a su vez es sostenida por cada otra. Es característico de los escritores referirse el uno al otro, tanto como a sí mismos, como proclamando la Palabra autoritativa de Dios.

En Josué 8.30-35 tenemos reconocimiento claro de la inspiración de los libros de Moisés, predecesor de Josué. «Como Moisés siervo de Jehová los había mandado a los hijos de Israel, como está escrito en el libro de la ley de Moisés…. También escribió allí sobre las piedras una copia de la ley de Moisés, la cual escribió delante de los hijos de Israel … de la manera que Moisés, siervo de Jehová, lo había mandado antes…. Después de esto, leyó todas las palabras de la ley, las bendiciones y las maldiciones, conforme a todo lo que está escrito en el libro de la ley. No hubo palabra alguna de todo cuanto mandó Moisés, que Josué no hiciese leer delante de toda la congregación de Israel….»

El conocimiento de la ley como fue dada por Moisés se refleja en el reinado de Amasías (2 R 14.6). «Pero no mató a los hijos de los que le dieron muerte, conforme a lo que está escrito en el libro de la ley de Moisés [Dt 24.16], donde Jehová mandó diciendo: No matarán a los padres por los hijos, ni a los hijos por los padres, sino que cada uno morirá por su propio pecado».

Personalmente creo en una fecha temprana para la profecía de Abdías, a saber, en el reino de Joram, el hijo de Josafat. Creo que Joel 2.32, «En el monte de Sión … habrá salvación, como ha dicho Jehová», pueda ser un caso en que Joel esté citando a Abdías, versículo 17. Isaías habla de las Escrituras dadas con anterioridad: «¡A la ley y al testimonio! ¡Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido ! » (Is 8.20).

En la época del ministerio de Jeremías (Jer 26.17-19), «algunos de los ancianos de la tierra» citaron la profecía de Miqueas (Mi 3.12) y se refirieron a él como un verdadero profeta de Dios, y corroboraron el fondo histórico de Miqueas en el reinado de Ezequías.

B. Daniel sobre Jeremías

Uno de los casos más notables de verificación intrabíblica se encuentra en Daniel 9. Jeremías había profetizado dos veces (Jer 25.11,12; 29.10) que la cautividad en Babilonia duraría setenta años y que después habría una restauración. En efecto, Daniel puso dedo en la página y en devota y humilde oración, reclamó la promesa. Dice: «En el año primero de Darío, hijo de Asuero, de la nación de los Medos, que vino a ser rey sobre el reino de los caldeos, en el año primero de su reinado, yo Daniel miré atentamente en los libros el número de los años de que habló Jehová al profeta Jeremías, que había de cumplirse las desolaciones de Jerusalén en setenta años. Y volví mi rostro a Dios el Señor, buscándole en oración y ruego, en ayuno, cilicio y ceniza» (Dn 9.1-3).

La oración de Daniel se basa en la profecía de Jeremías y también en el carácter de Dios como Uno que es fiel a sus pactos (Dn 9.4). Además, todo está en un marco que reconoce la autoridad de «la ley de Moisés» (v.13).

Esdras 1.1-4 también confirma la misma profecía de Jeremías.

C. Casos en el Nuevo Testamento en general

Que todos los autores del Nuevo Testamento consideran el Antiguo Testamento como de autoridad divina e infalible es demasiado conocido para que haya duda. Un vistazo a la larga lista de las citas y alusiones, catorce páginas de referencias a dos columnas, al final del Testamento Griego de Nestlé, es evidencia abrumadora. Además, es un hecho bien conocido que los libros del Antiguo Testamento se citan como de autoridad divina, mientras que las citas de otras fuentes, de las cuales hay algunos casos en el Nuevo Testamento, nunca se dan como la Palabra de Dios.

D. Contrarreferencias del Nuevo Testamento

Dentro del Nuevo Testamento hay un número de contrarreferencias de bastante valor. Pedro se refiere a las epístolas de Pablo (2 P 3.15), como «Escritura», y de una autoridad tal que los que tergiversaren lo que Pablo dice en ellas, para su propia destrucción lo hacen.

Existe un estrecho paralelismo entre Judas y 2 Pedro. Judas, en los versículos 17 y 18, dice: «…tened memoria de las palabras que antes fueron dichas por los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo; los que os decían: En el postrer tiempo habrá burladores, que andarán según sus malvados deseos». Esto parece ser una referencia directa a 2 Pedro 3.2,3, y una referencia general a tales pasajes como 1 Timoteo 4.1, y 2 Timoteo 4.3,4. Así «los apóstoles a quienes Judas se refiere son Pedro y Pablo.

En 1 Timoteo 5.18, Pablo dice: «Pues la Escritura dice: No pondrás bozal al buey que trilla; y: Digno es el obrero de su salario». Las palabras «no pondrás bozal al buey que trilla» son una cita directa de Deuteronomio 25.4, pero las palabras «digno es el obrero de su salario» se citan de Lucas 10.7 (cf. Mt 10.10). Ambas frases parecen estar introducidas por la misma fórmula, «la Escritura dice». Tenemos amplia razón para creer que el Evangelio de Lucas y el libro de Hechos fueron terminados durante el primer encarcelamiento de Pablo en Roma. Así Pablo estaría familiarizado con el evangelio de Lucas antes de salir de aquel encarcelamiento. 1 Timoteo fue escrita después que Pablo saliera de su encarcelamiento. Entonces tenemos amplia razón para creer que Pablo estaba citando el evangelio de Lucas y que sencillamente tomó por concedido que el evangelio de Lucas era «Escritura».

E. Afirmaciones de autoridad

Los escritores de las Escrituras constantemente afirman que están hablando la verdadera Palabra de Dios. «Así dice el Señor» y «La palabra del Señor vino a … diciendo» son fórmulas repetidas. Algunos ejemplos notables servirán para ilustrar la regla general.

Moisés no sólo declaró ser un profeta de Dios que hablaba la Palabra de Dios con autoridad, sino que afirmó ser uno entre varios a los cuales el pueblo debería prestar atención, «Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él oiréis» (Dt 18.15).

La declaración del apóstol Pablo de ser un maestro autoritativo es notablemente clara y de tal naturaleza que si su afirmación no hubiese sido aceptada, todo su mensaje habría sido rechazado. «… cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la reci bisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes» (1 Tes 2.13).

«Pero os ordenamos, hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que os apartéis de todo hermano que anda desordenadamente, y no según la enseñanza que recibisteis de nosotros…. Si alguno no obedece a lo que decimos por medio de esta carta, a ese señaladlo, y no os juntéis con él, para que se avergüence. Mas no lo tengáis por enemigo, sino amonestadlo como a hermano» (2 Tes 3.6,14,15).

F. Verificación bíblica de la canonicidad

Hemos visto, de las palabras de Cristo y de los apóstoles, de las referencias de los escritores bíblicos entre sí, y de las afirmaciones de los autores mismos que hay abundante evidencia para la doctrina de que los libros bíblicos son canónicos en sí mismos y que fueron dados al pueblo de Dios de tiempo en tiempo como la autoritativa Palabra de Dios.

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